CHANSON DE ROLAND

CHANSON DE ROLAND

Es una epopeya o Cantar de Gesta,considerada la primera gran obra de la naciente literatura “francesa”. Los cantares de gesta cantaban los grandes hechos guerreros del ayer. El pueblo, analfabeto, aprendía así la historia de su nación. Los cantares tenían una finalidad patriótica, comunitaria. Se transmitían por vía oral, gracias a los juglares que añadían, quitaban, reelaboraban continuamente, improvisando sobre la marcha. Eran obra colectiva y eran también ficción literaria sobre un fondo histórico.

El asunto de la Chanson de Roland se atribuye a un episodio histórico-legendario: el desastre sufrido frente a los musulmanes por parte del ejército de Carlomagno en el desfiladero de Roncesvalles, en los montes Pirineos,entre España y Francia. Si bien el hecho histórico se remonta al Siglo VIII el poema fue compuesto posiblemente a fines del XI o principios del XII.

Carlomagno ha conquistado toda España, excepto Zaragoza. Y decide enviar, a sugerencia de su sobrino Roldán, a Ganelón para que negocie con el rey moro Marsilio. Ganelón, ofendido por las burlas de Roldán, pacta con Marsilio su traición. Los sarracenos atacan la retaguardia del ejército de Carlomagno, comandada por el temerario Roldán y el prudente Oliveros. Cuando por fin Roldán accede a tañer el olifante, el cuerno con el que lanzaba un sonido de petición de auxilio, ya es demasiado tarde: sólo quedan millares de cadáveres en el campo de batalla. El sol se detiene como por milagro para que los francos, ayudados por el emir de Babilonia (El Cairo) Baligant y su ejército de los cuarenta reinos, puedan alcanzar y destruir al ejército del moro zaragozano Marsilio, que perece en la batalla. Carlomagno llega a Aix (Aquisgrán), su capital. La joven Alda fallece de repente al enterarse de la muerte de su prometido Roldán. Ganelón es procesado y condenado a muerte por descuartizamiento. La reina Bramimonda, viuda de Marsilio, se convierte al cristianismo.

Sabemos que la leyenda arranca en el año 778 cuando las fuerzas de Carlomagno fueron emboscadas por los montañeses vascos en Roncesvalles,en los Pirineos navarros. En sí mismo el episodio no tiene mayor trascendencia pero la literatura lo ha transformado en algo que está más allá de la evidencia histórica, convirtiendo a fuerza de fantasía en un complejo argumento de traición, orgullo y rencor, dentro del marco de la grandiosa cruzada por la fe.

El argumento muestra a un valeroso Roldán,sobrino de Carlomagno que muere tras una titánica lucha contra los sarracenos,dominado por un frenético orgullo que provoca el desastre.En contraste su amigo Oliveros, que encarna con tanta simpatía la mesura y la prudencia frente a la altivez temeraria de su compañero.

Entre los hechos históricos (778) y el poema hay tres siglos de tradición oral reelaborada que un poeta debió finalmente unir en la famosa Canción. Por supuesto, hay diferencias entre realidad y ficción. Por ejemplo, en realidad quienes atacaron a los francos, no fueron los sarracenos, sino los vascones. El poema se divide en cuatro partes: traición de Ganelón, derrota y muerte de Roldán, victoria de Carlomagno y castigo de Ganelón.

El retrato de los personajes es magnífico: Carlomagno es un emperador anciano y reflexivo, de barbas blancas, que tiene a Dios (y al arcángel Gabriel) de su parte. Roldán es un joven testarudo y orgulloso, que contrata con el prudente Oliveros. Ganelón es un noble de buenos sentimientos a quien las bravatas de Roldán convierten en traidor. El arzobispo Turpín, clérigo matamoros, lucha con la cruz y con la espada.

La obra tiene un estilo sencillo, con pocos recursos: epítetos épicos, repeticiones, paralelismos, series gemelas… También se destacan las descripciones hiperbólicas sobre todo cuando se describe a los ejércitos. Fue obra muy influyente en toda Europa. En España dio lugar al cantar Roncesvalles y a los romances del ciclo carolingio (como el famoso “En París está doña Alda, la esposa de don Roldán…”).

Con lo que respecta a la métrica, El Cantar de Roldán es bastante regular pues utiliza versos decasílabos y rima asonante aunque formados en tiradas de una longitud desigual. Del mismo modo mezcla elementos cultos con populares.

Si se organiza la obra de acuerdo a los momentos en la misma encontramos:

1- Primera parte (1-80):

Introduce las causas del enfrentamiento y los preparativos del combate. Marsil, rey de Zaragoza, amenazado durante siete años por Carlomagno, busca una “tregua”, una nueva treta para que se retire el emperador cristiano. Le jurará fidelidad, abandonar Zaragoza y enviar riquezas para convencer a su rival. Todo vale, siempre y cuando Carlos, sus Pares, Roldán y Oliveros vuelvan a Francia. Una vez allí, el día de San Miguel, Marsil se rendirá y se convertirá.

Carlomagno recibe la promesa del árabe y a su vez decide enviar un mensajero con su respuesta. Como nadie se fía de las promesas del enemigo, aunque todos creen intuir algo convincente, buscan un voluntario como legado para el viaje: ninguno de los Doce Pares ni caballeros excelentes y recelosos, irá. Roldán, sobrino del monarca, un héroe entre los suyos, propone a Ganelón, quien toma la iniciativa como una represalia del caballero –de quien jura que ha de vengarse-, pero acepta y pide al emperador ciertas garantías.

Ganelón llega junto a Marsil y traiciona a sus compatriotas, acordando los ahora aliados que el objetivo será Roldán, no Carlomagno: la columna de retaguardia cristiana, en su regreso por las montañas, será atacada allá donde se encuentran los más esforzados caballeros francos. (En vanguardia va el rey con otros tantos “innumerables”). Roldán, en el paso de Roncesvalles, será el blanco del ataque.

El legado imperial, ya un renegado, regresa habiendo recibido honores y regalos de Marsil. Comienza la retirada cristiana a cambio de la ciudad de Zaragoza, de otros dominios y de la conversión de mismo Marsil. Los caballeros árabes, por su parte, con doce émulos de los francos a la cabeza, se disputarán el honor de ser los primeros en asestar el golpe que derribe a Roldán.


2- Segunda Parte (81-176):


La batalla. Los franceses, ya en el desfiladero de Roncesvalles, descubren la trampa y se preparan para una lucha desigual pues los árabes les superan en número y posición estratégica. La encerrona entre los abruptos pasos desemboca en un durísimo enfrentamiento que los cristianos resisten épicamente. Sin embargo, la larga duración de la contienda les resulta mortalmente desfavorable.

Roldán rechaza, como desea Oliveros, tocar el “olifante” que avisaría al Emperador Carlos de las desesperadas escaramuzas a retaguardia. Así pues, la derrota es total: caen los Doce Pares, Oliveros, el Arzobispo Turpin –modelo de clérigo y guerrero- no sin antes haber dejado a su alrededor un campo sembrado de cadáveres infieles. El último, ya solo, es Roldán, herido en todo el cuerpo. Antes de expirar intenta romper su espada llena de reliquias, “Durandarte”, para que no caiga en manos enemigas, pero no lo consigue. Cuando fallece, los Arcángeles se llevan su alma al Paraíso.

3- Tercera parte (180- final):

Carlos, que ha escuchado el “olifante” de Roldán –sólo se ha hecho sonar como último remedio para que el Emperador conozca la traición y reconozca la valía de los combatientes- regresa con el grueso de sus tropas. Los árabes escapan aterrados. Carlos encuentra el lugar repleto de muertos fieles e infieles. Sigue su avance para vengarse del enemigo en fuga, dejando un cuerpo de ejército para velar los restos de sus héroes fallecidos. Los persigue hasta Zaragoza, donde se esconde Marsil, al que le falta una mano, cortada por al espada de Roldán durante el combate. Su propio hijo ha muerto y él mismo ha vuelto como derrotado. El pueblo árabe reniega de sus dioses, Apolo y Mahoma, que no les han protegido en la batalla y maldice y tortura a Marsil. La reina Abraima, esposa de éste, llora desconsoladamente.

Pronto llegará al poder el Emir Baligán de Babilonia, que viene acompañado de cientos de soldados de Arabia. Prepara un nuevo enfrentamiento –que Carlos, siempre aconsejado por la divinidad, ya había soñado-. El emperador cuenta con un arma poderosa, la espada “Gozosa”, rematada con la punta de la lanza que hirió a Cristo. Tras realizar los más exquisitos sepelios de los caballeros fallecidos, a quienes ha llorado como nadie, encabeza una nueva batalla contra los infieles que pelean incansables hasta la muerte. (En este momento se habla incluso de los de Vasconia en el bando árabe). Unos y otros esgrimen animosamente sus respetivos gritos de guerra: “Montjoie” dicen los cristianos, “Preciosa” los del Emir. Vencen los francos y sus aliados; los derrotados huyen de nuevo a Zaragoza, que pronto es arrasada. Marsil y el nuevo Emir mueren y sus espíritus llegan a tierras de demonios. Abraima es tomada prisionera y llevada a Francia, por Burdeos y Blayes, donde se convertirá y entrará al servicio de Dios.

El poema se cierra con el juicio del traidor Ganelón en Aquisgrán, corte de Carlos. Se establecen dos bandos: de un lado los que defienden que su acción fue correcta pues la venganza iba contra Roldán, de otro quienes piensan que al ser Roldán vasallo de Carlos la afrenta iba contra el Emperador. Posturas irreconciliables que se solucionarán con un “Juicio de Dios”, enfrentándose individualmente dos paladines rivales. Vence el bando de Carlos, y Ganelón es ajusticiado y descuartizado por cuatro caballos; los otros perdedores serán ahorcados.

Carlos, finalmente, dispondrá una nueva lucha contra los árabes, apesadumbrado aún por la pérdida de sus vasallos.

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